lunes, 30 de junio de 2014

Los tipos duros no bailan








    Algunos párrafos de la traducción.


Me acuerdo de que bebí, escribí y contemple el mar. Algunas de las cosas que escribía las guardaba en el bolsillo, pero otras las rompía. El sonido del papel al rasgarse pareció reverberar en mi interior. Me puse a reír entre dientes. Se me ocurrió que los cirujanos tenían que ser los seres más felices de la tierra. Rajar a la gente y cobrar por ello debía ser el colmo de la felicidad, me dije.



 Sí, pero ¿todo esto había ocurrido realmente? Sabía muy bien que era capaz de inventar conversaciones con la misma facilidad con que las sostenía. A fin de cuentas, yo era escritor. 



El murmullo del pasado me empapaba como una infusión mientras que sus colores se tornaban más intensos que los del presente.


Me dijo: «Cuanto más importante sea un asunto, tanto más pronto debes plantearlo. De contrario, la propia importancia del asunto te refrenará, y entonces te atreverás a hacerlo».


Cuanto mejor es el plan, más probabilidades hay de que ocurra algo imprevisto y todo se vaya a freír espárragos.  
 

Un libro que me atrapo desde que estaba en la repisa, esos cinco pesos valieron la pena.